Un experiencia diferente
Bueno, hoy he tenido una especie de experiencia sexual que paso a detallaros ahora mismo. Me he apuntado a un gimnasio. He preguntado si tenian entrenador y me han presentado a un Michael Knight venido a menos (si, jolines, el hombre que no existe en un mundo lleno de peligros), más mayor, pero igual de garrulo, aunque no recuerdo ahora mismo si el de la serie de TV llevaba ese collar de oro que porta mi entrenador. Porque es mi entrenador. He pagado 36 euros (matricula y primer mes), he ido a casa por un pantaloncito corto de deporte, cuya unica función hasta la fecha ha sido la de hacer de bañador y una camiseta de verano color verde militar gastado.
Primer cuarto de hora en la bicicleta estática. La bici solamente tenía un calapie, para el pie derecho, el otro iba por libre. Pedaleba alegremente delante de un espejo. No tengo las piernas tan chungas, pensaba mientras veia mi reflejo en el espejo. Coño! Cada vez que levanto la pierna izquierda se me ve un huevo. Joder que corte, que es un gimnasio mixto. He tratado de sujetarme la tela del pantaloncito con el mismo huevo pero viendo que no era la mejor solución he optado por levantar la pierna izquierda del pedal y tratar de colocarme mejor el pantalón. Me he dado cuenta en seguida que eso ha sido un error. Craso error. La bicicleta va a piñón fijo, lo que significa que no tiene frenos. No ha sido fácil poner el pie izquierdo en su sitio mientras los pedales no dejaban de dar vueltas. Después de un par de golpes en el empeine lo he conseguido.
El gimnasio está lleno de aparatos de tortura y de manguis. No sé los porcentajes. digamos a un 50 %. También hay algunas chicas que podriamos incluir directamente en el grupo de los manguis. Como mínimo hay una gitana con el pelo tintado de rubio y unas peras increibles que dan ganas de preguntarle si son operadas o son robadas, pero también lleva un piercing debajo del labio que me ha quitado de cuajo el poco morbo que me daba.
He visto una señora de mi edad, con su niño. El niño muy garrulo, la señora también. Fantaseaba pensando en ella mientras pedaleaba, hasta que se me ha salido el pie y el pedal me ha golpeado el empeine sin compasión. Fin de la fantasia. Fin de la bici. La señora no valía nada, además le he cogido manía. A los tres, a la bici, a la señora y al niño.
La decoración es escasa. Por no decir nula. Ventiladores de iglesia por las esquinas y poster de mecánicos por las paredes. Para los mecánicos gays han puesto posters de tios con pinta de Schwarzenegger, también escasos de ropa, como las chicas de los posters.
No voy a contar todo mi recorrido por los distintos lugares del recinto, pero ha sido curioso una especie de potro de ginecólogo donde tienes que conseguir tocar con los pies las puntas de las manos, retorciendose sobre sí mismo, como si al cagar cayeras dentro del bater, quedando enredado como si fueras un erizo. A dios pongo por testigo que he notado los músculos del estómago ponerse tensos. Están ahi, cubiertos por kilos de grasa, pero hay vida debajo del ombligo.
Y poco más puedo contar hoy. Ha sido mi primer dia. Estoy molido. No puedo poner los brazos rectos. Parezco un cangrejo. He pasado de ducharme en el gimnasio. Nada de emociones fuertes por hoy. Mañana veré si me atrevo a recoger la pastilla de jabón en la ducha, que el ambiente era bastante carcelario.
Supongo que dentro de unos meses habré hecho amistad con mi entrenador, con la gitana, con el hijo de la señora de mi edad y con algunos de los manguis del local. Seguramente ya llevaré un tatoo en el triceps (os juro que no sé donde está el triceps, pero el entrenador ha dicho eso... "mañana seguimos con los triceps", o por lo menos eso he entendido).
Besito,
Harlem__